sábado, 25 de noviembre de 2017

Factor de riesgo

Para decir “Ni una menos” hay que dejar de llamarle “piropo” al acoso callejero.
Vaya, es tan sencillo a simple vista que debería de resultar hasta obvio. La realidad es totalmente diferente por desgracia. La realidad es más pesadilla que sueño en cuanto el hecho de ser mujer es el factor de riesgo. Ahora nos podríamos enfrentar a un debate sobre ideologías, pero os voy a decir que pensar que el hecho de ser hombre te convierte en un ser superior no es sano. No voy a decir que todo el mundo, pero al menos sí un porcentaje elevado de la sociedad, estaría de acuerdo en que la raza aria, que era considerada superior por Hitler y defendida su autoridad de manera muy drástica, no era superior, era una más en la faz de la tierra. Si hablamos de género no hay esa variedad de razas, las opciones se reducen a dos. Cuando pido igualdad de derechos, ¿por qué asumes que quiero ser tratada como un hombre? Vaya, lo has leído y lo has pensado, creo que por fin te estás dando cuenta de todo lo que te estoy contando. El hecho de pedir igualdad implica a una mujer ser tratada como un hombre para la mayoría de las conciencias, porque en verdad el miedo está en que los hombres sean tratados de la misma forma que a las mujeres. Lo cierto es que cuando os ponéis al otro lado del espejo se ve que somos más, se ve que ni mujeres ni hombres somos tan diferentes en nuestro físico, pero eso no importa. La diferencia más grande está en nuestras mentes y eso solo se puede curar con tolerancia, diálogo y respeto.
Ahora vamos a empezar a tutearnos, ya me has leído durante más de 200 palabras y nos lo merecemos. Hora de frenar, quizás yo he ido demasiado rápido y tú todavía no estás preparado para eso querido lector. Vaya, parece que me he dado cuenta, he visto esa cara de sorpresa y de que no sabes a donde quiero llegar. Esto es lo que sufre una mujer en un acoso a modo suave, se ve sorprendida, no sabe porqué está sucediendo eso y mucho menos salir, pero yo he frenado, yo me he dado cuenta de la situación incómoda y te he pedido disculpas. Si yo puedo sin haberte visto todos podemos ponernos en el lugar de la otra persona.
Antes las mujeres se decía que iban al baño acompañadas para que le sujetaran el bolso y bueno, yo sinceramente no me fío, pero lo dejo a libre reflexión. Las mujeres van acompañadas porque ir solas es riesgo suficiente en la vida que nosotras conocemos. Podemos aguantar las mejores películas de terror porque el verdadero miedo lo pasamos de camino a casa o a cualquier otro lado si vamos solas y el atardecer ya acabó. Como si de una película se tratara, la calle es un lugar al que temerle, pero a veces no puedes estar ni segura en tu propia casa. Vale sí, muchos de vosotros estaréis pensando, pues
eso es culpa de la mujer que no sabe huir del peligro. No, no es culpa de ella, ¿hasta cuándo vamos a seguir culpando a la víctima por no haberse defendido? Es culpa de todos, del que no le da la importancia al asunto que tiene, de los medios de comunicación que siguen manipulando información, de la sociedad que te enseña a no ser violada pero jamás a no violar. De esto último alguien me dirá que es algo tan obvio que no se debería de enseñar. Disculpa amablemente que te diga que no lo es, porque si fuera tan evidente dejaría de suceder a diario.
No veo necesario seguir contando la realidad cuando vosotros mismos podéis quitaros las gafas que crean los medios y empezar a tener esa nitidez del mundo.
Una mujer insegura puede pasar de ser un arma mortal a una esclava sumisa y humillada.

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